Existen dos parámetros claves que debemos tener en cuenta para la conservación adecuada de las insulinas: la temperatura y el tiempo. Lo recomendable es que nuestra insulina se mantenga refrigerada a una temperatura entre los 2° a 8°C antes de usar y sin que nunca baje de los 2°C para que la insulina no pierda su efectividad al momento de usarla (es muy importante siempre revisar la fecha de caducidad de esta y evitar que la insulina se congele).
Una vez abierta sólo nos servirá durante los 28 o 30 días siguientes de su primer uso, pasado el tiempo indicado la tenemos que desechar. Por otra parte, se debe evitar exponer a los rayos de sol y calor intenso a temperaturas mayores de 29°c durante tiempos prolongados. Para transportar nuestras insulinas podemos usar neveras, termos o bolsas isotérmicas que nos ayudan a tenerlas a temperatura adecuada para seguir con nuestro tratamiento.[/mk_fancy_title]
- No guardarla cerca de fuentes de calor o frio directo
- No guardarla en el congelador
- No dejarla en el auto bajo los rayos del sol
- Leer la fecha de caducidad antes de usarla
- Si la insulina es de tipo regular verificar que no tenga partículas o un color inusual, si es tipo NPH que no tenga cristales, partículas o aglomeraciones dentro del frasco. Si encuentras cualquier cosa dentro no usar la insulina
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Referencia:
Gómez f. tratamiento de insulinas. Alternativas actuales. Revista de endocrinología y nutrición. 2019;3;31-36.